Una mujer lava ropa en las sucias aguas de Dharavi. Reuters
Sus habitantes están en pie de guerra por la amenaza de desahucio
Transformarán sus casas y calles en una ciudad financiera y un barrio de lujo
David Jiménez (Enviado Especial) Bombay
Actualizado martes 24/02/2009 11:06 horas
Dos kilómetros cuadrados y medio. Un millón de personas. Dharavi es, ante todo, una ecuación matemática imposible. No. Dharavi son muchas ecuaciones imposibles. Un grifo de agua corriente por cada 100 habitantes; 15.000 pequeñas fábricas en el espacio de un campo de fútbol; 30.000 talleres viviendo, literalmente, de la basura. ¿Quién lucharía por quedarse a vivir en un lugar así? El mismo millón de personas, ahora amenazadas con el desahucio.
Los habitantes del barrio de chabolas más grande de Asia no se ven reflejados en el lugar deprimente y marginal que describe la gran vencedora de los Oscar, Slumdog Millionaire. Días atrás los vecinos abandonaron sus casas de cartón y chapa para protestar contra la película al grito de: "Nuestro barrio es un lugar digno". Les dolía especialmente el título: ese Slumdog o perro de chabola con el que se describe a quienes habitan este infinito océano de humanidad en el centro de Bombay. Pero, ¿cómo es realmente la vida en el lugar que inspiró la historia de pobreza y superación que está conquistando el mundo?
Dharavi es sobre todo eso: destino de supervivientes. Desahuciados, intocables, musulmanes, tamiles, bengalíes y todos los demás representantes de la India diversa y olvidada que han escapado del hambre, la pobreza o las inundaciones en las que lo perdieron todo. El lugar fue hasta finales del siglo XIX un pantanal habitado por pescadores Koli que fueron forzados a marcharse cuando la contaminación de las aguas terminó con su forma de vida. Su lugar lo ocuparon todas estas gentes traídas por el sueño de grandes oportunidades que es Bombay, el Hollywood indio.
Hay prostitutas, matones, policías corruptos que se pasean con porras de bambú y prestamistas sin corazón, mecánicos de casi todo y niños desarrapados, pero también tipos que llegan a su casa con traje y corbata tras un día en la oficina.
Dharavi es supervivencia
Precisamente porque Dharavi es supervivencia, sus habitantes se encuentran en pie de guerra. El escenario de Slumdog Millionaire, del que su joven protagonista sueña con escapar ganando una fortuna en un concurso televisivo, tiene los días contados. Bombay, la ciudad en la que esta masa de densidad humana se ha ido abriendo hueco, quiere transformarse en una ciudad limpia y moderna. Será la "Nueva York del Este", dicen las autoridades locales.
La barriada está situada en uno de los suelos más caros del mundo, gracias a su posición estratégica en el centro de la capital financiera de la India. La operación de transformar Dharavi en una ciudad financiera y barrio de lujo podría producir 10.000 millones de euros de beneficio para sus promotores. Sólo hay un problema. Bueno, un millón de problemas...
Una oferta sencilla
La oferta para los habitantes de Dharavi es sencilla: deja que tumbemos tu chabola y a cambio te daremos un modesto piso, con el lujo de un retrete y agua corriente. Pero sus residentes no quieren el piso, porque sus chabolas hacen a la vez de taller durante el día y, por lo tanto, son la única forma de vida. Para vender, necesitan estar a pie de calle, no en un quinto.
Demasiadas promesas incumplidas en el pasado, demasiado recientes los recuerdos de la destrucción de otras barriadas sin apenas compensación. Los habitantes de Dharavi prefieren aferrarse a lo que tienen antes que confiar en funcionarios que jamás se preocuparon por ellos antes.
La película no la he visto, pero debe de prometer.
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