ECONOMÍA EN AL ANDALUS



Los productos más frecuentes de la Hispania musulmana eran los cereales y la aceituna, además de la vid, a pesar de las prohibiciones del Corán sobre el consumo de alcohol. Pero además aumentaron el rendimiento de la tierra implantando regadíos, al tiempo que aclimataron nuevos productos como el arroz, la caña de azúcar o nuevas variedades frutales.
Como en épocas anteriores, la minería tuvo un lugar destacado, extrayéndose oro, mercurio, plata, hierro o sal gema. También al-Andalus fue pródigo en ganado, principalmente caballos, ovejas y bóvidos.
Las ciudades, unidas por una activa red comercial, vieron florecer las industrias, asentándose en ellas mercados permanentes y artesanos, que trabajaban el cuero, el algodón, el vidrio, la cerámica, los metales, la seda o el papel.
Las grandes distancias o las diferencias religiosas no impedían que al-Andalus fuera objeto de un gran intercambio comercial. Así, de Europa procedían esclavos, madera, metales o armas; de Oriente llegaban especias, libros y objetos de lujo, mientras que de Africa se importaban trigo, oro y marfil.

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