La relación entre Alfonso VI y el Cid estuvo dividida entre la necesidad de un rey que ansiaba poder contar en sus filas con el mejor guerrero de la época, y la desconfianza y rencor hacía un hombre capaz de tomar sus propias decisiones. Este hecho llevo al Cid a sufrir destierro hasta en dos ocasiones. La primera en 1081, tras la cual marcha a Zaragoza al servicio de un rey Moro, iniciando una etapa de aventura mercenaria. Y la segunda en 1089 cuando Alfonso VI volvió a castigar al Cid con un nuevo destierro, aplicándole además una medida que solo se ejecutaba en casos de traición, que conllevaba la expropiación de sus bienes; extremo al que no había llegado en el primer destierro. SEGUIR LEYENDO RESUMEN DE LA VIDA DEL CID
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